Quiero ser como Sanson... (1) |
Desde su concepción Sansón era un
milagro de Dios, hijo de una mujer que era estéril pero que por gracia de Dios
se le concedió el privilegio de ser madre. Un ángel se le apareció y le
dio la noticia y junto con la noticia las instrucciones que tenía que seguir
para ese bebe que llevaría en su vientre y al cual cuidaría.
La instrucción fue clara: “Entonces el ángel del SEÑOR se le apareció a la esposa de Manoa y le dijo: «Aunque no has podido tener hijos, pronto quedarás embarazada y darás a luz un hijo varón. Así que ten cuidado; no debes beber vino ni ninguna otra bebida alcohólica ni comer ninguno de los alimentos prohibidos. Quedarás embarazada y darás a luz un hijo, a quien jamás se le debe cortar el cabello. Pues él será consagrado a Dios como nazareo desde su nacimiento. Él comenzará a rescatar a Israel de manos de los filisteos».” Jueces 13:3-5 (Nueva Traducción Viviente)
Sansón creció y se convirtió en
un hombre al cual Dios uso para liberar a su pueblo de la esclavitud de pueblos
paganos. Fue así como Dios comenzó a cumplir el propósito por el cual Sansón
nació. En la vida de Sansón hubieron
muchos episodios de los que podemos tomar enseñanza, pero en especial hoy
quiero referirme a la historia más conocido, su romance con una mujer llamada
Dalila.
Sansón tenía un problema con el
amor, no era la primera vez que se enamoraba, era un hombre un poco inconstante
respecto a sus sentimientos, y en muchas ocasiones tomo decisiones equivocadas,
la última de ellas: Enamorarse de Dalila. “Después Sansón se enamoró de una
mujer llamada Dalila, que vivía en el valle de Sorec” Jueces 16:4 (Traducción
en lenguaje actual).
Sansón sabia que no era un hombre
común y corriente, él sabía que había venido por medio de un milagro de Dios,
que había sido criado para ser un libertador de su pueblo, su larga cabellera
le recordaba cada día que tenía un voto delante de Dios, un voto de ser santo y
apartado, pero que en muchas ocasiones no había cumplido.
La ingenuidad de Sansón lo
llevaba a visitar frecuentemente a Dalila, esa mujer tenía un objetivo
definido, ella encontraría de cualquier forma la respuesta del cómo poder
vencerlo. Por lo cual insistía en su pregunta: “Cuando Sansón fue a
visitarla, Dalila le preguntó: —¿Cuál es el secreto de tu gran fuerza? ¿Cómo se
te puede atar sin que te liberes?” Jueces 16:6 (Traducción en lenguaje actual).
En dos ocasiones Sansón había
engañado a Dalila diciéndole falsamente la respuesta que ella buscaba. Sansón
comenzó a jugar con el pecado, quizá para él era un simple juego, no creo que
por su mente pasaba la idea de darle la respuesta correcta a esa mujer. Mucho
la podía querer o estar enamorado de ella, pero no se atrevería a confesar el
secreto de su fuerza, porque de ello dependía su vida, por esa razón la había
engañado dos veces.
La tercera vez que Dalila le
pregunta cuál era el secreto de su fuerza, Sansón comenzó a dar pistas verdaderas,
Esta vez la respuesta de Sansón fue un poco más allá, aunque no había dicho la
respuesta correcta, ya estaba muy cerca de decirla. Lo que estaba sucediendo a Sansón
es lo que muchas veces nos sucede a nosotros, hay momentos en los que progresivamente
vamos accediendo a aquello que lejos de ser de bendición para nosotros, nos
puede destruir y sin darnos cuenta vamos poco a poco descubriendo nuestro
corazón y nuestro punto débil del cual el enemigo seguramente querrá
aprovecharse.
La tercer respuesta de Sansón
pese a que tenía que ver con su cabello, no resulto, entonces Dalila recurrió
al punto más débil de Sansón, sus sentimientos: “Entonces Dalila exclamó: —¿Cómo
puedes decir que me amas, si me sigues engañando? ¡Ya es la tercera vez que te
burlas de mí, y todavía no me dices cuál es el secreto de tu gran fuerza!”
Jueces 16:15 (Traducción en lenguaje actual).
Sansón cedió a la presión, sus sentimientos que en muchas veces lo habían llevado a tener problemas, sucumbieron nuevamente ante la mujer que él creía amar. “Entonces finalmente Sansón le reveló su secreto: «Nunca se me ha cortado el cabello —le confesó—, porque fui consagrado a Dios como nazareo desde mi nacimiento. Si me raparan la cabeza, perdería la fuerza, y me volvería tan débil como cualquier otro hombre»” Jueces 16:17 (Nueva Traducción Viviente)
Dalia comprendió que esta vez
Sansón le había dicho la verdad, ella pudo sentir su sinceridad, así que
maquino todo el plan, durmió a Sansón mientras lo acariciaba, mando a llamar a
un barbero, le quitaron sus trenzas y todo su cabello y ahora era el momento de
probar que tan fuerte era ese hombre, así que mando a llamar a los Filisteos.
La Biblia narra lo siguiente:
“Entonces ella gritó: «¡Sansón! ¡Los filisteos han venido a capturarte!».
Cuando se despertó, pensó: «Haré como antes y enseguida me liberaré»; pero no
se daba cuenta de que el SEÑOR lo había abandonado” Jueces 16:20 (Nueva
Traducción Viviente).
Sansón pensó: “Haré como antes
y en seguida me liberaré”.
¿Cuántas veces nosotros hemos
vivido esa historia?, ¿Cuántas veces hemos salido de esos problemas que nos
hemos metido, por pura misericordia de Dios?, ¿Cuántas veces hemos jugado con
el pecado pensando que todo estará bien, como todas las veces que nos a ido
bien? Si bien es cierto, tenemos un
Dios grande en Misericordia y tardo en la ira, no quiere decir que no nos
llegara nuestro momento de rendir cuentas, cuando un día no resulte como
nosotros pensamos que iba a resultar.
Si tu eres una persona, que
últimamente has estado haciendo cosas incorrectas, y a pesar que sabes que no
lo tienes que hacer sigues haciéndolo sin tener la mínima intención de parar de
hacerlo y crees que no te ira mal porque Dios siempre ha estado contigo,
entonces: ¡Cuidado!, tu puedes ser un prospecto para que en tu momento
las cosas no salgan como siempre han salido.
Hablo de que no puedes acomodarte
al hecho de que Dios te ha respaldado todo este tiempo a pesar de tu pecado, o
de tu falta de comunión, si a pesar de la vida desordenada que has llevado Dios
te ha ayudado y quizá respaldado en algunas cosas, entonces: ¡Gloria a
Dios!, porque su misericordia aun esta sobre tu vida, pero, ¿Qué te hace
pensar que todo el tiempo será igual?, ¿Qué te hace pensar que ese pecado no te
llevara a la derrota si no haces nada por dejarlo?, ¿Qué te hace pensar que si
sigues jugando con Dios, no llegara tu momento de pagar factura?
Sansón olvido por un momento el
objetivo por el cual había nacido, se dejó guiar por sus sentimientos
engañosos, quizá creyó que en el amor de una mujer iba a encontrar todo lo que
necesitaba, pero…
CONTINUARÁ...
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